Por agente de socialización nos referimos a
cualquier instancia, persona o institución capaz de valorar la adecuación de la
forma de pensar, sentir y actuar a las exigencias de la estructura social en la
que una persona nace y es capaz de facilitar su interiorización.
La familia
además de ser el primer agente de socialización, es el más importante. A veces,
este proceso se ve complementado y compensado por la escuela. Hay, al menos,
cuatro funciones que realiza la institución socializadora:
- Proporcionar
cuidados, sustento y protección: desde el nacimiento, nuestros
padres nos cuidan y protegen a través de la nutrición, el sustento
socioeconómico, los cuidados médicos. Esto durará muchos años, sobretodo en la
sociedad actual, en la que los hijos abandonan la casa parental muy tarde.
- Socialización
en valores. En todas las familias se transmiten una serie de valores y habilidades
sociales que facilitan la relación con las demás personas y consigo mismo para
lograr un control de las emociones.
- Refuerzo
de las habilidades, destrezas y hábitos. Respaldo y control del
desarrollo mediante la preparación de capacidades, formas de ser y
conocimientos.
- Apoyo
emocional y afectivo: consiste en expresar los sentimientos de amor,
seguridad, afecto y ternura más profundos; son estas emociones las que permiten
establecer y mantener relaciones armoniosas y gratas con nuestros familiares y
las que influyen en el afianzamiento de nuestra autoestima, autoconfianza y
sentimiento de realización personal.
- Recreativa: forma
parte de la vida familiar. El niño o niña hará de sus juegos parte de su labor
cotidiana. Posteriormente las actividades recreativas de la familia le darán
descanso, estabilidad y equilibrio. La recreación es importante porque le
brinda a la familia estabilidad emocional y posibilidades de mayor
comunicación.
Tipología familiar.
En toda familia podemos encontrar una “cultura
familiar”, distinta o común a otras familias, y que viene determinada por dos
elementos fundamentales, que son transmitidos a los hijos:
-
La
ideología à Lo que la familia cree. Pueden ser
valores, ideas, conocimientos, actitudes, objetos educativos, etc.
-
Las
conductasà Lo que la familia hace. Pueden ser rutinas diarias,
comportamientos, costumbres, interacciones concretas, etc.
Funciones de los
distintos miembros de la familia.
Entendemos
como apego el lazo afectivo duradero entre el niño y su madre fundamentalmente, que le lleva a mantener la proximidad y la
interacción y con el que se encuentra en la otra persona una base de seguridad
a partir de la cual explora el mundo físico y social que le rodea. Y es a la
vez un refugio donde reconfortarse en las situaciones en las que se encuentra
triste o tiene miedo.
La
tendencia a esta relación es tan fuerte que solo bajo circunstancias muy graves
y excepcionales deja de producirse. Los niños insisten en tener a su madre
cerca, en aproximarse a ella incluso en situación de no respuesta de la madre.
La relación
del padre tiene su papel importante
en la seguridad que le ofrece a la madre y en la crianza, es decir en las
buenas relaciones de madre- hijo. Sin olvidar por supuesto la relación
triangular, complejo de Edipo, ya que será modelo de identificación.
Los hermanos participarán en el aprendizaje
del lenguaje y serán nexos de unión con otros agentes socializadores, como
amigos, vecinos…, estos agentes son también de vital importancia en las
relaciones sociales. Las relaciones entre los hermanos-as serán distintas,
dependiendo de la edad, del sexo, del número de hermanos, los hermanos mayores
casi siempre asumen el papel de cuidadores.
Los abuelos y abuelas, en la sociedad en la
que actualmente vivimos inmersos, corresponden a una figura de canguro, de
cuidadores, pero no debemos quedarnos sólo en eso, pues éstos ofrecen mucho
cariño y amor hacia sus nietos y es una vía muy importante de transmisión de
cultura y valores a otro nivel, ya que en la mayoría de los casos, son muchos
los años de diferencia con sus nietos.
n Relación entre la
familia y el equipo docente.
Todos
sabemos que la familia no puede cumplir con todas las funciones educativas y
culturales que nuestra sociedad demanda, pues, a veces, los padres trabajan
mucho y el tiempo que pasan con sus hijos es más bien poco. Pero, tampoco
podemos permitir que el peso de la educación de nuestros hijos recaiga
totalmente en las instituciones escolares. Por ello, debe haber una buena
comunicación entre la familia y la escuela.
Esta
relación familia-centro no debe ser meramente formal: la educación del niño y
la buena crianza; sino que la responsabilidad debe ser compartida entre la
familia y los maestros. Esta comunicación debe ser un eje adecuado en la
educación del niño durante los primeros años de su vida.
Los
primeros pasos de esta comunicación se consiguen en el primer momento en que
los padres inscriben a su hijo en el centro deseado, con la consiguiente
entrevista de los tutores. Otro tipo de comunicación es la que se puede
establecer dia a dia, mediante notas en las agendas o en el cuaderno del niño.
Esto permite una relación de trabajo estable. Este intercambio de información
aporta confianza por ambas partes y permite profundizar en el conocimiento de
los alumnos, así como las personas de su entorno. Además, es necesario que
existan caminos conocidos por todos para lograr este intercambio de
información, como:
-
La
participación. Reuniones de clase, tutorías, entrevistas
personalizadas, contactos diarios informales, cuestionarios, informes de
evaluación, notas informativas…
-
La implicación de las familias. [COLETO
RUBIO, C. (2009)] Hay que recoger posibilidades de participación de las
familias a lo largo de curso. Se trata de formas concretas que pueden ser
tratadas a nivel del Equipo Docente, determinando cauces y las que más se
ajustan al contexto concreto de nuestro centro y que permitan, desde el respeto
a la labor docente, complementar la tarea conjunta de educar a los más
pequeños.
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